el cielo
conspiró con tu partida
azul como
tus ojos
salpicado
del rojo del ocaso
serenamente
hundiéndose en una línea incierta
oscura
cárdena
la vida
conspiró con tu partida
como tu
pulso débil
rompiéndome
el reloj
serenamente
hundiéndose en las yemas avaras de mis dedos
y tus ojos
ya vueltos a la nada
ojos blancos
pañuelos
para una despedida que se agita en la mente
que se anuda
en mi respiración
que quisiera
ser tuya
C
A
R
D
E
N
A
OSCURA
C
A
R
D
E
N
A
OSCURA
C
A
R
D
E
N
A
OSCURA
C
A
R
D
E
N
A
OSCURA
C
A
R
D
E
N
A
OSCURA
C
A
R
D
E
N
A
OSCURA…
pero cayó la noche
vaharadas de
silencio cubrieron el espacio
tú ya eras
infinito
sin peso y
sin fatiga
como una
llama débil que cincela a las sombras
con liviano
temblor
yo finito aún
parado en el
andén de la deriva
miraba a las
estrellas para buscar el rumbo
y les ponía
tu nombre
como cuando
era niño y buscaba en tu voz
en tu aroma en tu tacto
el cardinal
del mundo
y le ponía
tu nombre
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